Mientras escribo estas letras se oye un helicóptero, se oyen muchos helicópteros sobre Melilla, muchas sirenas. Creo que todo el mundo ha visto las imágenes de las personas que consiguen pasar la frontera, ó llegar en patera vivo o muerto. Pasear se convierte en una actividad periódica, los mismos escalones, las mismas esquinas, nos cruzamos con pocas personas de piel negra...pocas. Fuera sabemos que esperan muchas. Entre las rocas crecen plantas... la naturaleza. El hombre piensa que puede modificarla.
Fotos con Canon Sx 230.
Si me sintiera de buen ánimo me dedicaría a practicar el deporte favorito de algunos que pasan por Melilla: romper botellas. Dirijo mi mirada a rincones grises, a veces hacia el interior... Me entretengo en modificar la foto de la botella, está claro que la he cambiado mucho para que no quepa duda.
Sé que al otro lado de la frontera, muchas personas esperan poder entrar a Melilla, como si fuera la entrada al paraíso. Sé que pasan por muchas penurias... Nosotros salimos aliviados con la brisa del mar, volveremos en unos días, pocos. De vuelta no me apetece hacer fotos, vuelta al trabajo, a la inmersión en otra realidad, África.
A mi hijo le encantan los dinosaurios, como a su padre, pero ya sabe muchas más cosas que yo. Aprovechamos para visitar un exposición en Melilla...unas cuantas veces.