Como en Melilla la playa del paseo marítimo deja un poco que desear, afrontamos la pequeña aventura de ir hasta la zona más al norte, los acantilados Aguadú, y la playa de Horcas Coloradas.
Nuestra sorpresa es, aparte de la suciedad que se encuentra, que muchos de los aparentes cantos rodados, son en realidad trozos de hormigón redondeados por la fuerza de las olas. Elementos de la naturaleza junto a los fabricados por el ser humano.
En la próxima entrada pondré las fotos que reflejen la belleza natural, en estas fotos la belleza es la decadencia.
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